Mi opinión es que la homofobia no se combate censurando o callando a las personas homofóbicas.
¿En qué consiste la libertad de expresión? Es lógico hablar de libertad de expresión cuando es nuestra opinión (la de cada uno, pues) la que se quiere censurar, pero ¿qué sucede cuando es la opinión contraria la que se quiere censurar? ¿Deberíamos pedir que se censuren las opiniones que creemos equivocadas y que además nos resultan molestas? Responder afirmativamente hace que pierda sentido el término "libertad de expresión".
En el caso del payaso homofóbico alguien comentó que se deberían censurar sus ideas porque resultan dañinas, pueden destruir vidas. Seguramente es cierto, pero en opinión de los conservadores religiosos como el payaso, somos los que hablamos de diversidad sexual quienes causamos daño a la sociedad. Para ellos, legislar a favor del matrimonio igualitario -por ejemplo- es causar un daño a la familia.
Si todos pudiéramos censurar los puntos de vista que nos molestan o que creemos dañinos, ¿qué podría expresarse? Todos tendríamos que guardar silencio.
En el año 2000, dos jóvenes rompieron la obra La patrona de Manuel Ahumada (misma que puede ver el lector). Argumentaron que el dibujo ofendía a los católicos. Posteriormente el cardenal Juan Sandoval Íñiguez ofreció pagar los daños y la multa para que los jóvenes fueran liberados. Artistas y ciudadanos en general calificaron esto como un atentado a la libertad de expresión (aquí una crónica).
El número 11 (enero-abril 1997) de la revista Luna Córnea estuvo dedicado a la intolerancia. En uno de los artículos narran que a finales de 1987, el Museo de Arte Moderno de la ciudad de México presentó una exposición de Rolando de la Rosa. Entre las obras estaban una Vírgen de Guadalupe con los senos descubiertos y la cara de Marylin Monroe, y la última cena con Pedro Infante sustituyendo a Jesucristo.
La intención del artista era "criticar la doble moral
mexicana que coloca imágenes religiosas junto a calendarios con chicas desnudas
y deportistas".
¿Cuál fue la reacción de los grupos conservadores?
Sobre la obra de Rolando de la Rosa, Salvador Frausto y
Temoris Grecko, en su libro El vocero de Dios, cuentan lo siguiente:
"Intolerable. Los miembros del jurado que decidió que
se exhibiera la obra recibieron amenazas de muerte vía telefónica, en las
noches y madrugadas. Con el respaldo organizativo del cardenal Ernesto Corripio
Ahumada, Serrano Limón fue el sábado 23 de enero de 1988 al museo, al frente de
un contingente de activistas de la Unión Nacional de Padres de Familia
(representada por su entonces presidente Francisco González Garza), del
Movimiento Testimonio y Esperanza, de Cecisol, de la Unión Nacional
Sinarquista, de los Caballeros de Colón, de las Falanges Tradicionalistas
Mejicanas y de otras organizaciones vinculadas con causas religiosas. Aunque estaban
enojados, los grupos de alumnas que habían traido las monjas le daban a la
protesta un toque de frescura. También fueron a dar su apoyo dos figuras
históricas de la extrema derecha; los sinarquistas Salvador Abascal Infante y
Celerino Salmerón Iturbide.
"Convencido en su indignación, Jorge Serrano advirtió:
'No nos iremos hasta que sea retirada la exposición, ofende a los católicos del
país, a todo el pueblo y nosotros somos el pueblo'. Después dijo a un
periodista que se pudo haber llegado a más, pero que él evitó la violencia
directa: 'Muchos de nosotros queríamos quemar las obras, porque se nos hirió en
lo más profundo de nuestros valores, pero no teníamos derecho'. Otros no se
hubieran detenido. José Ángel Conchello, entonces dirigente del PAN en el
Distrito Federal, tenía ganas de 'mentarles la madre' al artista y al director
del MAM: 'Hubiera aceptado con gusto ser encerrado en la cárcel por defender,
en mi pobre condición de pecador, la Santa Imagen de la que es llena de gracia,
Arca de la Alianza y bendita entre todas las mujeres: la madre de Dios'.
Las fotos de la marcha de desagravio también aparecieron en
Luna Córnea.
En 1993, el mismo Jorge Serrano Limón se oponía a los conciertos que daría Madonna en México (ver aquí).
En 1993, el mismo Jorge Serrano Limón se oponía a los conciertos que daría Madonna en México (ver aquí).
Los actos anteriormente descritos son atentados a la
libertad de expresión, pero ¿intentar censurar el punto de vista del payaso
sobre el "homosexualismo" no lo es?
La libertad de expresión debe tener límites, los extremos
serían: 1. Nunca, en ninguna circunstancia y en ningún contexto puede
expresarse homofobia. 2. Siempre, en toda circunstancia y en todo contexto
puede expresarse homofobia.
No me ubico en alguno de estos extremos. En el primer caso
se estaría impidiendo la libertad de expresión, y en el segundo podría haber un
conflicto entre el derecho a la libertad de expresión y otros derechos (a no
ser acosado, por ejemplo).
Hay diversos canales en YouTube en el que homosexuales,
bisexuales, transgéneros y transexuales expresan sus puntos de vista y
comparten información. También hay canales en los que se expresa homofobia.
¿Deberían censurarse estos últimos? No. Videos en internet, blogs y páginas en
internet no deben ser censurados por expresar homofobia.
Ya no deseo extenderme más por ahora. Termino con unas
palabras de Bertrand Russell.
La edición que tengo de Por qué no soy cristiano de Bertrand
Russell trae un apéndice titulado Cómo se evitó que Bertran Russell enseñase en
la Universidad de Nueva York. En 1940, Russell fue nombrado profesor de
filosofía (daría tres cursos sobre lógica, fundamento de las matemáticas y
filosofía de la ciencia). Grupos conservadores se opusieron al nombramiento
debido a que Russell era "un enemigo de la religión y de la
moralidad". En algún momento de la polémica el New York Times, en un
editorial, expresó que Russell "debería haber tenido la prudencia de
renunciar a la plaza en cuanto se hicieron evidentes los dañinos
resultados." Russell respondió que eso habría sido egoísta, puesto que
sólo habría considerado sus intereses personales, y añadía: "Una gran cantidad
de personas que comprendían que sus intereses y los principios de tolerancia y
libre palabra se hallaban en peligro estaban deseosas, desde el principio, en
continuar la polémica. Si me hubiera retirado, les habría privado de su casus
belli y tácitamente asentido a la proposición de la oposición de que los grupos
importantes pueden quitar de los puestos públicos a los individuos cuyas
opiniones, raza o nacionalidad les disgusta. Para mí esto es inmoral."
Russell terminó con las siguientes palabras: "En una
democracia es necesario que la gente aprenda a soportar que ofendan sus
sentimientos..."
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